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viernes, 30 de marzo de 2012

Reunión del día 27 de Marzo

Hemos comenzado la reunión hablando de la película "Honor de Cavallería", del cineasta catalán Albert Serra. Se trata de una curiosa versión cinematográfica de bajo presupuesto de nuestros personajes a través del Ampurdán. Ha sido premiada en varios certámenes.
Hemos visto una de las aproximaciones más interesantes a la obra del Quijote de uno de nuestros filósofos más certeros, "Vida de Don Quijote y Sancho" de Miguel de Unamuno.
También hemos visto el libro de Jorge Luis Borges,  "Ficciones". Relato Pierre Menard, autor del Quijote. Finalmente, un interesante y completo libro que aborda el Quijote desde diferentes aspectos, con unas ilustraciones excelentes,  Don Quijote en el campus. Tesoros complutenses. U. Complutense de Madrid. Estas obras se encuentran disponibles en la biblioteca de la Casa de la Cadena.
Curiosidad: Jorge Luis Borges pretendió dar la obra de Cervantes por inédita. Así, llevó adelante un famoso cuento que dedicó a Silvina Ocampo: “Pierre Menard, autor del Quijote”. Firmado en 1939, lo publicó primero en la revista “Sur” y lo incluyó después en su libro “Ficciones”. Para José Bianco se trató del primer cuento fantástico de inspiración metafísica y es el traspaso entre el viejo Borges, poeta y ensayista, y el nuevo Borges, autor de las ficciones que le dieron renombre.
Evidentemente, este fue uno de los tantos divertimentos de Borges con la literatura. Pierre Menard es en el relato, un escritor común, de principios del siglo XX, autor de una obra más bien pequeña y modesta, atormentado por un propósito meramente asombroso: escribir el Quijote. No hacer una versión contemporánea del Quijote, ni tampoco ser en el siglo XX un novelista popular del siglo XVII, sino seguir siendo Menard, es decir, un poeta simbolista francés de la década del XX sin ninguna de las experiencias de Cervantes, y aún así, poder escribir su novela, línea por línea y obtener sin embargo una obra diferente. Volvemos a decirlo: fue un divertimiento de Jorge Luis Borges.
Abordamos los capítulos XXII al XXVI. Vuelve a incidir Cervantes en que la historia que está narrando pertenece al autor arábigo y manchego Cide Hamete Benengeli.  De nuevo la ironía y fino humor, al enumerar los delitos de los presos a galeras:
-      Por demasiado amor... a las cosas ajenas.
-      Por cantar... sus delitos en tortura.
-      Por no tener diez ducados... para comprar al procurador.
-      Por alcahuete... utilizando la hechicería.
-      Por estudiante de fácil palabra... y haberse encandilado a varias mozas, que seguramente no debía.
-      Ginés de Pasamonte, por escribir su vida... Esto bien parece una crítica de Cervantes al reflejarse a sí mismo, que por decir verdades acabó en galeras.
En su arenga a los presos se deja ver otra crítica a la Justicia impartida entonces, que se movía por otros caminos distintos al imparcial juicio.
En el siguiente capítulo cabe mencionar cómo don Quijote y Sancho se echan a Sierra Morena para huir de la Santa Hermandad, como luego hicieran los bandoleros. También parece importante el recurso utilizado por Cervantes para justificar que, después de la gravedad de los hechos que habían protagonizado –el asalto al comisario y posterior libertad de los presos de galeras-, aún siguiera Sancho empeñado en quedarse con el caballero, gracias al encuentro de la bolsa de escudos de oro. Aparece un Sancho romántico. Comentamos el error de la desaparición de escena del rucio y su posterior aparición. Podría ser un error a la hora de editar los capítulos con lo que se pudo haber alterado el orden cronológico de los mismos. Con Cardenio, El Roto, pone Cervantes un espejo delante a don Quijote. Otro alma cándida que cayó presa de los Libros de Caballerías y cruzó la fina línea que separa cordura y locura. Quizá busco aquí el autor mostrar que el “daño” que estos libros hacían en las mentes de quienes los leían se tomase como algo general y no un hecho aislado en la figura de don Quijote.
Aquí mete Sancho una buena andanada de refranes para dar a entender que a él ni le va ni le viene la historia contada en Amadís sobre el amancebamiento o no de la reina Madásima con su cirujano.
“-Ni yo lo digo ni lo pienso -respondió Sancho-: allá se lo hayan; con su pan se lo coman. Si fueron amancebados, o no, a Dios habrán dado la cuenta. De mis viñas vengo, no sé nada; no soy amigo de saber vidas ajenas; que el que compra y miente, en su bolsa lo siente. Cuanto más, que desnudo nací, desnudo me hallo: ni pierdo ni gano; mas que lo fuesen, ¿qué me va a mí? Y muchos piensan que hay tocinos y no hay estacas. Mas, ¿quién puede poner puertas al campo? Cuanto más, que de Dios dijeron.”
Aclara don Quijote a Sancho, ante otra duda que éste tiene sobre la veracidad de los hechos y la cordura del caballero, que en el mundo de las aventuras de los caballeros andantes se ponen en movimientos muchas hechicerías para hacer ver a la gente común las cosas de otra manera.
Rizando el rizo, queda don Quijote abandonado en Sierra Morena, con la ropa hecha  jirones y haciendo “locuras” hasta que Sancho vuelva con la buena nueva de dona Dulcinea. Queda el caballero “reflexionando” si imitar a Rolando o a Amadís de Gaula, decidiendo hacerlo por los actos de éste último. En tanto Sancho Panza, camino del Toboso se encuentra con el barbero y el cura que iban en busca del caballero. Traman disfrazarse ambos de doncella y escudero para pedirle a don Quijote que les acompañase a deshacer un agravio y así conducirle de nuevo a su casa hasta que encontrasen alguna cura para su mal. Comentario sobre la poesía de Dulcinea. Ruptura de la rima con lo de "del Toboso". El barbero y el cura notan que Sancho se ha contagiado de la locura de D. Quijote. Hay un exceso de ambición de Sancho que no se adecúa a la personalidad que ha mostrado hasta ahora.
El próximo día 12 de abril comentaremos a partir del capítulo XXVII y leeremos del XXX al XXXV durante esta quincena.

viernes, 16 de marzo de 2012

Reunión del día 15 de marzo

Hemos comenzado la reunión con un esquemático y sencillo cuadernillo titulado CERVANTES, del autor Rafael Mínguez Fernández de la editorial AKAL.
Hemos traído también el libro de Juan Eslava Galán "En busca del unicornio", de la editorial Planeta, donde el personaje principal tiene algo de quijotesco.
Hemos leído el discurso de Juan Carlos Onetti en la recepción del premio Cervantes del año 1980, en el que da una visión del quijote como símbolo de libertad que nos gusta  especialmente. Hemos aprovechado para recomendar la página web donde se encuentran todos los discursos del premio Cervantes y en los que siempre se toca, de una u otra manera, el tema de Cervantes y el Quijote según la visión particular del escritor en cuestión.
Curiosidad:  En 1969 Guillem Morey Mora, autor mallorquín,  publicó una obra donde afirmaba que el Greco era el auténtico autor de la obra del Quijote. Según éste, el Greco que sería realmente judío, escribió el manuscrito de la obra en arábigo bajo el seudónimo de Cide Hamete Benengeli sobre los años 1585 y 1590. Convertido el pintor después al cristianismo y descubierta la obra por la Inquisición, la abandonó bajo la promesa de la absolución. Tiempo después Cervantes la compraría en Toledo, mandaría traducirla y acabaría publicándola con retoques. De esta forma el verdadero autor, según Morey, se convertiría en un personaje más de su propio libro, ya que Cide Hamete no sería otro que Dominico Theotocópoli, más conocido por El Greco.
Hemos hablado previamente de la relación que se establece de forma genérica para los capítulos que vamos a ver hoy entre Quijote y Sancho y nos entristece profundamente el tratamiento del primero con respecto al segundo, de una forma altiva y prepotente. Relación amo-sirviente. Cada vez y poco a poco Sancho se irá liberando de esto y comenzará a ser más irónico aportando actitudes positivas e irónicas con el caballero de la Triste Figura. Por el contrario, Quijote no demuestra sentido del humor y va cediendo, como sin darnos cuenta a lo que Sancho va proponiendo.

Abordamos los capítulos XVI a XXI. Otra prueba más del sentido del humor de Cervantes: “Servía en la venta, asimesmo, una moza asturiana, ancha de cara, llana de cogote, de nariz roma, del un ojo tuerta y del otro no muy sana. Verdad es que la gallardía del cuerpo suplía las demás faltas: no tenía siete palmos de los pies a la cabeza, y las espaldas, que algún tanto le cargaban, la hacían mirar al suelo más de lo que ella quisiera.”
Digna de imaginarse la trifulca que montan en el camaranchón con la visita de la asturiana, que iba a refocilarse con el arriero y acabaron todos a tortazos no quedando ninguno bien parado.
Crítica a los historiadores conocidos y reconocimiento del trabajo y el rigor de Cide Hamete. cervantes se muestra especialmente duro con la pobre Maritornes. Sorprende cuando poco antes ha sido sensible y cuidados con Marcela.
Al fin descubrimos el bálsamo de Fierabrás: “un poco de aceite, vino, sal y romero para hacer el salutífero bálsamo”.
Quizá sea un guiño al poder que la mente tiene sobre el cuerpo, o quizá sean necesidades del guión, el caso es que la pócima sanó a Don Quijote e hizo trizas el estómago de Sancho. Así pues, parece que el bálsamo era solo para caballeros.
Resulta curiosa la forma de hacer pagar a Sancho la “cara dura” de irse sin pagar de la venta, mediante el manteo por parte de los alojados en ella, como si el desagravio fuese también para los que sí pagaban sus servicios. También debió resultar insultante para el ventero la “excusa” que ponían para no pagar.
Detrás de los comentarios que viene haciendo Don Quijote en estos capítulos se viene observando cuán curioso es el “reglamento” de la Orden de Caballería, que siempre deja una puerta abierta para la justificación cuando se trata de enfrentarse a cosas serias o enfrentarse a quien no fuese caballero u “oponente imaginario”; es decir, que juega en todo momento con la posibilidad de que la locura o la cordura de Don Quijote venga dada por el grado de peligrosidad de las refriegas; aspecto éste que no escapa a la observación de Sancho.
La retahíla de nombres que salen por la boca del hidalgo cuando ven los dos rebaños de oveja es al fin el resumen de todos los libros de caballería leídos hasta ese momento. Por el contrario, Sancho tiene cada vez menos dudas que su señor está más para allá que para acá. Pero juzga el caballero que la falta de visión de su escudero es debida al miedo, que ciega el entendimiento, y le pide que se aparte de la batalla.
Vuelve Don Quijote a quedar maltrecho y ya son… muchas veces. Comienza por tanto a ser necesario que Cervantes explique de alguna manera de dónde viene el real aguante que tiene Don Quijote para sufrir tanto golpe y mantenerse aún pendenciero.
Otro golpe de humor de Cervantes cuando narra el cómo se vomitan el uno sobre el otro debido a los restos del bálsamo de Fierabrás que tomara Don Quijote en plena batalla para curarse de las pedradas que iba recibiendo.
La frase "Nunca la lanza embotó la pluma, ni la pluma la lanza" en clara referencia a la biografía del propio Cervantes como soldado y escritor al mismo tiempo.
Aparece por primera vez el sobrenombre de caballero de la triste Figura, impuesto por Sancho y que en un alarde de Cervantes deja entrever que así lo ha querido el escritor que narrará sus hazañas.
En verdad es tal la maestría del escritor en la forma de narrar esta contienda que parece que estuviese proyectándose en una pantalla, ayudado sobre todo por las visiones que de ella tenía Sancho.
Cabe destacar La Mancha como lugar de paso. Son varios los personajes a estas alturas de la novela que proceden de distintas partes de España y van de un lugar a otro.
Un buen texto para desentrañar: “...no debe de haber desde aquí al alba tres horas, porque la boca de la Bocina está encima de la cabeza, y hace la media noche en la línea del brazo izquierdo.”  Y que quiere decir: que se basa en la posición de la constelación de la Osa Menor –llamada bocina por su forma-, que con buen tiempo es visible durante toda la noche, pero va cambiando de posición a lo largo de ésta, lo que proporciona una manera sencilla de averiguar la hora. Observación ésta muy conocida por los pastores.

Nos aparece un Sancho ingenioso intentando alargar un cuento para hacer tiempo y que Don Quijote no se fuera de aventura y le dejase allí solo.
Otra secuencia para reírse un rato es cuando Sancho va a hacer sus necesidades intentando no hacer ruido, aunque no lo consigue y cuando ya aliviado llega el olor a las narices del hidalgo, quien achaca el evento al miedo.
Después de las carcajadas de Sancho al descubrir que los golpes que les habían tenido en ascuas toda la noche provenían de un taller de curtido de pieles, se deja ver el orgullo que esconde la hidalguía de Don Quijote, cuando dice: “No niego yo -respondió don Quijote- que lo que nos ha sucedido no sea cosa digna de risa, pero no es digna de contarse; que no son todas las personas tan discretas que sepan poner en su punto las cosas.”
Se aventura en este capítulo que si al caballero pasare algo, o no fuese capaz de ofrecerle ínsula alguna, podría tener Sancho por seguro que salario sí le llegaría, aunque no sabría especificar cuánto.
Son constantes las referencias del libro a la distinta forma de ver el mundo que tenemos las personas, aquello de que todo es del color del cristal con que se mira. Además, demuestra una y otra vez cómo esa distinta forma de ver la realidad es la causa de todos los males de la Humanidad, que no hace sino enfrentarnos los unos  los otros.
Así veía don Quijote su realidad: “¿no ves aquel caballero que hacia nosotros viene, sobre un caballo rucio rodado, que trae puesto en la cabeza un yelmo de oro?”
Así la veía Sancho: “Lo que yo veo y columbro -respondió Sancho- no es sino un hombre sobre un asno pardo, como el mío, que trae sobre la cabeza una cosa que relumbra.”
Curiosa la sentencia que afirma, hablando de razonamientos, que no hay ninguno gustoso si es largo. Y dicho esto, le larga a Sancho un buen discurso. Otra nota más de fino humor.
Hace una reflexión don Quijote acerca de los linajes de grandes hombres. Como unos, descendiendo de nobles acaba en la nada y cómo otros ascienden de la nada hasta llegar a ser grandes hombres; y cómo valen tanto los unos como los otros.
En la siguiente reunión comenzaremos en el capítulo XXII.
¡Importante! Hemos fijado la próxima sesión para el martes 27 de marzo a las 19 horas, ya que el jueves es la huelga. Leeremos hasta el capítulo 30.

viernes, 2 de marzo de 2012

Reunión del día 1 de Marzo

Se han incorporado dos lectores más: Alberto y Francisco.
En la reunión de hoy, como curiosidad, hemos contado cómo la primera parte de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha,  procesado por frecuencias de palabras a partir del original almacenado en modo texto en Proyecto Gutenberg, arroja estos resultados:
- Contiene 211.560 palabras
- 15.781 son palabras distintas
- En total hay más de 800.000 letras y signos ortográficos
- La palabra “que” es la más frecuente y aparece 10.611 veces (también hay 319 “qué”).
- La primera palabra menos común de las palabras comunes, aunque aparece 1.019 veces es “don”.
- Contiene 19.378 comas y 4.675 puntos.
- La palabra “Quijote” aparece 839 veces; “Sancho”, 659 y “Dulcinea”, 88.
Hemos continuado con nuevas aportaciones y curiosidades, como el disco-libro "Don Quijote de la Mancha. Romances y músicas", cantado por la Capela Reial de Catalunya. Combina párrafos del Quijote recitados con Romances acompañados por música de la época. Está disponible en las dos bibliotecas de Pinto. Esto nos da pie para hablar de la música del quijote. Aparecen frecuentemente personajes que cantan y hay ruidos y sonidos descritos perfectamente y con presencia constante. En algunos momentos, la cadencia de la narración recuerda un romance.
Se aporta el libro de Manuel Fernández Álvarez, titulado "La sociedad española en el siglo de oro", de la editorial Gredos, como estudio interesante de la vida cotidiana, artística, económica y política en la época que nos ocupa.
Además se recomienda la obra de Ortega y Gasset "Meditaciones del Quijote" como estudio fundamental del Quijote desde el punto de vista filosófico.
Volvemos a retomar la parte humorística del Quijote y la dificultad para entenderla desde otras culturas u otros idiomas. Reflexionamos acerca de las traducciones de ésta y otras obras literarias.
Abordamos los capítulos XI al XV, que nos quedamos sin tratar en la anterior sesión por falta de tiempo.
Nos complace Cervantes con un romance, que gusta a Don Quijote, pero no a Sancho. Se luce también con un dicho que ha llegado a nuestros días en la forma de “Bueno, vamos a ir terminando que estos hombres querrán irse a dormir”.
Además, introducimos la visión idílica y paradisiaca de una forma de vida más natural, donde todo es de todos.
A destacar como curiosidad como en la narración que el cabrero hace del triste desenlace de la historia de Grisóstomo está llena de correcciones que le va haciendo Don Quijote, quien no soporta las constantes incorrecciones en el hablar del pastor, “el trocar de los vocablos”, que dice Cervantes.
Hemos ido viendo hasta ahora que Cervantes estaba dotado de un fino sentido del humor que nos va dejando hasta ahora como el que salpica sal o perejil. Concretamente, al final de este capítulo, nos dice cuando explica cómo van a dormir nuestros personajes: “…todo lo más de la noche se le pasó [Don Quijote] en memorias de su señora Dulcinea, a imitación de los amantes de Marcela. Sancho Panza se acomodó entre Rocinante y su jumento, y durmió, no como enamorado desfavorecido, sino como hombre molido a coces.”
Tratamos el tema de las bodas y casamientos de los jóvenes y la moda en la época de hacerse los ricos pastores. Marcela también es rica.
Narra el viaje hacia el entierro de Grisóstomo y cómo entabla conversación con un caminante sobre caballeros andantes. Aquél echa en cara a Don Quijote que los caballeros se encomienden a sus damas en los duelos, en vez de hacerlo a Dios. Compara Don Quijote a los caballeros andantes a los frailes, ambos sirven al cielo, pero mientras que unos lo hacen de forma sosegada los otros lo hacen de forma activa. Puede verse aquí una crítica a la labor de la Iglesia, que mucho predicar igualdad y justicia y no hace nada por remediarla.
Incidimos en la visión negativa del libro hacia los frailes
Interesante capítulo donde Cervantes hace, por boca de Marcela, un alegato a la libertad de la mujer de escoger amoríos y como no va asociada la belleza con el deseo que se tenga por ella, siendo, al menos en aquel tiempo, casi una maldición para la mujer que la poseyera, si era de espíritu libre como ella. El hecho que Don Quijote salte a defenderla de los presentes, que la culpaban de la muerte del infortunado, acrecienta la idea que era ése el sentir del escritor, o al menos una crítica surgida de su reflexión.
Hablamos sobre la libertad de la mujer y la defensa que de Marcela hace Don Quijote. Reparamos en que se van a dormir, a descansar, anochece, etc. como en muchos capítulos y hacemos la comparación con la coincidencia de la lectura por nuestra parte en acabar el capítulo durmiendo después de un largo día de batallas y refriegas.
Frase magistral que prueba el sentido del humor del que hace gala todo el libro “...que a Rocinante le vino en deseo de refocilarse con las señoras facas; y saliendo, así como las olió, de su natural paso y costumbre, sin pedir licencia a su dueño, tomó un trotico algo picadillo y se fue a comunicar su necesidad con ellas. Mas ellas, que, a lo que pareció, debían de tener más gana de pacer que de ál, recibiéronle con las herraduras y con los dientes, de tal manera que, a poco espacio, se le rompieron las cinchas y quedó, sin silla, en pelota.
Otro diálogo genial el de Don Quijote con Sancho cuando reciben la paliza y quedan maltrechos. No es fácil interpretar las palabras del caballero, en cuanto si esconden cordura momentánea, falta de valor o arraigo a sus creencias cuando insta a Sancho a que cuando no sean caballeros los contrarios sea el escudero quien se enfrente a ellos. Sancho rechaza la oferta argumentando que él es persona pacífica, con familia, y que además pocas cosas son las que le agravian.
Curioso al menos el trato que da Sancho al caballo. Supongo que era tal el contacto en aquel tiempo entre personas y monturas que los trataban como una persona más. Algo que no es de extrañar si lo comparamos al trato que reciben algunos automóviles por parte de sus dueños hoy día.
“Jamás tal creí de Rocinante, que le tenía por persona casta y tan pacífica como yo. En fin, bien dicen que es menester mucho tiempo para venir a conocer las personas, y que no hay cosa segura en esta vida.”
Otra frase genial en boca de Sancho: “...apenas puse mano a mi tizona, cuando me santiguaron los hombros con sus pinos, de manera que me quitaron la vista de los ojos y la fuerza de los pies, dando conmigo adonde ahora yago.”
Vuelve Cervantes al humor más hilarante, sencillo y directo para pasar un buen rato, a pesar del mal sabor de boca que deja a veces el que el autor obligue una y otra vea a Don Quijote a pasar momentos malos.
Quedamos para la siguiente reunión en traer leído hasta el capítulo XXV. La cita tendrá lugar el día 15 de marzo, a las 19:00 horas en la sala polivalente I del Centro de Cultura Infanta Cristina, de Pinto.