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lunes, 17 de diciembre de 2012

Sesión del martes 11 de diciembre de 2012

Comentamos que mañana, 12/12/12 será el aniversario de la boda de Cervantes. Es motivo de celebración y representación en Esquivias y así lo hemos podido comprobar en los dípticos de la casa-museo de esta localidad.
Empezamos hoy con el capítulo 35 para asistir a un desencantamiento grotesco y ridículo. Nos surge una pregunta y es si DQ se hubiera dado los azotes para desencantar a Dulcinea. Debatimos también en torno a la ridiculización de los ideales.
En el cap. 36 nos detenemos en la carta y en la despedida de la misma: "Tu marido el gobernador" dando por hecho el título futuro de Sancho. Servirá como preámbulo a capítulos posteriores deliciosos en los que se hablará sobre el gobierno de la ínsula.
Pasamos al cap. 37 y especulamos sobre el significado del refrán "que a vosotros trasquiló...". Asistimos a la antipatía entre dueñas y escuderos y el paralelismo que hay entre ambas "profesiones". Todo esto está inmerso en la tradición literaria española, la Celestina, el Lazarillo, etc. Comienza un interesante debate sobre la continua e incansable reivindicación de Cervantes acerca de su obra. Sabemos que está patente a lo largo de toda la segunda parte y no pierde ocasión para hacérnoslo saber y apreciar. Cerramos el debate hablando ahora sobre la inspiración.
En el capítulo 38 disfrutamos con el pasaje de los superlativos. Cervantes nos introduce de nuevo en el humor, a veces hilarante, que recorre toda la obra. Debatimos en torno a la palabra "socaliñas" y "socaliñar".
En el capítulo 39 asistimos al mal casamiento, pero creemos que no hacía falta morirse. Con desmayarse hubiera sido suficiente.
En el 40 Cervantes se alaba nuevamente a sí mismo y se reconoce como un gran escritor. Se redime a sí mismo y a sus personajes, devolviéndolos el honor y poniendo en el sitio que se merecen a DQ, Sancho y Dulcinea.
Antes de despedirnos vemos las diferencias en el tratamiento de "vos" que ha ido cambiando a lo largo de los tiempos. Seguimos asistiendo, por tanto, al lenguaje como un ser vivo que va cambiando, creciendo y muriendo.
Continuaremos.

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