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viernes, 2 de marzo de 2012

Reunión del día 1 de Marzo

Se han incorporado dos lectores más: Alberto y Francisco.
En la reunión de hoy, como curiosidad, hemos contado cómo la primera parte de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha,  procesado por frecuencias de palabras a partir del original almacenado en modo texto en Proyecto Gutenberg, arroja estos resultados:
- Contiene 211.560 palabras
- 15.781 son palabras distintas
- En total hay más de 800.000 letras y signos ortográficos
- La palabra “que” es la más frecuente y aparece 10.611 veces (también hay 319 “qué”).
- La primera palabra menos común de las palabras comunes, aunque aparece 1.019 veces es “don”.
- Contiene 19.378 comas y 4.675 puntos.
- La palabra “Quijote” aparece 839 veces; “Sancho”, 659 y “Dulcinea”, 88.
Hemos continuado con nuevas aportaciones y curiosidades, como el disco-libro "Don Quijote de la Mancha. Romances y músicas", cantado por la Capela Reial de Catalunya. Combina párrafos del Quijote recitados con Romances acompañados por música de la época. Está disponible en las dos bibliotecas de Pinto. Esto nos da pie para hablar de la música del quijote. Aparecen frecuentemente personajes que cantan y hay ruidos y sonidos descritos perfectamente y con presencia constante. En algunos momentos, la cadencia de la narración recuerda un romance.
Se aporta el libro de Manuel Fernández Álvarez, titulado "La sociedad española en el siglo de oro", de la editorial Gredos, como estudio interesante de la vida cotidiana, artística, económica y política en la época que nos ocupa.
Además se recomienda la obra de Ortega y Gasset "Meditaciones del Quijote" como estudio fundamental del Quijote desde el punto de vista filosófico.
Volvemos a retomar la parte humorística del Quijote y la dificultad para entenderla desde otras culturas u otros idiomas. Reflexionamos acerca de las traducciones de ésta y otras obras literarias.
Abordamos los capítulos XI al XV, que nos quedamos sin tratar en la anterior sesión por falta de tiempo.
Nos complace Cervantes con un romance, que gusta a Don Quijote, pero no a Sancho. Se luce también con un dicho que ha llegado a nuestros días en la forma de “Bueno, vamos a ir terminando que estos hombres querrán irse a dormir”.
Además, introducimos la visión idílica y paradisiaca de una forma de vida más natural, donde todo es de todos.
A destacar como curiosidad como en la narración que el cabrero hace del triste desenlace de la historia de Grisóstomo está llena de correcciones que le va haciendo Don Quijote, quien no soporta las constantes incorrecciones en el hablar del pastor, “el trocar de los vocablos”, que dice Cervantes.
Hemos ido viendo hasta ahora que Cervantes estaba dotado de un fino sentido del humor que nos va dejando hasta ahora como el que salpica sal o perejil. Concretamente, al final de este capítulo, nos dice cuando explica cómo van a dormir nuestros personajes: “…todo lo más de la noche se le pasó [Don Quijote] en memorias de su señora Dulcinea, a imitación de los amantes de Marcela. Sancho Panza se acomodó entre Rocinante y su jumento, y durmió, no como enamorado desfavorecido, sino como hombre molido a coces.”
Tratamos el tema de las bodas y casamientos de los jóvenes y la moda en la época de hacerse los ricos pastores. Marcela también es rica.
Narra el viaje hacia el entierro de Grisóstomo y cómo entabla conversación con un caminante sobre caballeros andantes. Aquél echa en cara a Don Quijote que los caballeros se encomienden a sus damas en los duelos, en vez de hacerlo a Dios. Compara Don Quijote a los caballeros andantes a los frailes, ambos sirven al cielo, pero mientras que unos lo hacen de forma sosegada los otros lo hacen de forma activa. Puede verse aquí una crítica a la labor de la Iglesia, que mucho predicar igualdad y justicia y no hace nada por remediarla.
Incidimos en la visión negativa del libro hacia los frailes
Interesante capítulo donde Cervantes hace, por boca de Marcela, un alegato a la libertad de la mujer de escoger amoríos y como no va asociada la belleza con el deseo que se tenga por ella, siendo, al menos en aquel tiempo, casi una maldición para la mujer que la poseyera, si era de espíritu libre como ella. El hecho que Don Quijote salte a defenderla de los presentes, que la culpaban de la muerte del infortunado, acrecienta la idea que era ése el sentir del escritor, o al menos una crítica surgida de su reflexión.
Hablamos sobre la libertad de la mujer y la defensa que de Marcela hace Don Quijote. Reparamos en que se van a dormir, a descansar, anochece, etc. como en muchos capítulos y hacemos la comparación con la coincidencia de la lectura por nuestra parte en acabar el capítulo durmiendo después de un largo día de batallas y refriegas.
Frase magistral que prueba el sentido del humor del que hace gala todo el libro “...que a Rocinante le vino en deseo de refocilarse con las señoras facas; y saliendo, así como las olió, de su natural paso y costumbre, sin pedir licencia a su dueño, tomó un trotico algo picadillo y se fue a comunicar su necesidad con ellas. Mas ellas, que, a lo que pareció, debían de tener más gana de pacer que de ál, recibiéronle con las herraduras y con los dientes, de tal manera que, a poco espacio, se le rompieron las cinchas y quedó, sin silla, en pelota.
Otro diálogo genial el de Don Quijote con Sancho cuando reciben la paliza y quedan maltrechos. No es fácil interpretar las palabras del caballero, en cuanto si esconden cordura momentánea, falta de valor o arraigo a sus creencias cuando insta a Sancho a que cuando no sean caballeros los contrarios sea el escudero quien se enfrente a ellos. Sancho rechaza la oferta argumentando que él es persona pacífica, con familia, y que además pocas cosas son las que le agravian.
Curioso al menos el trato que da Sancho al caballo. Supongo que era tal el contacto en aquel tiempo entre personas y monturas que los trataban como una persona más. Algo que no es de extrañar si lo comparamos al trato que reciben algunos automóviles por parte de sus dueños hoy día.
“Jamás tal creí de Rocinante, que le tenía por persona casta y tan pacífica como yo. En fin, bien dicen que es menester mucho tiempo para venir a conocer las personas, y que no hay cosa segura en esta vida.”
Otra frase genial en boca de Sancho: “...apenas puse mano a mi tizona, cuando me santiguaron los hombros con sus pinos, de manera que me quitaron la vista de los ojos y la fuerza de los pies, dando conmigo adonde ahora yago.”
Vuelve Cervantes al humor más hilarante, sencillo y directo para pasar un buen rato, a pesar del mal sabor de boca que deja a veces el que el autor obligue una y otra vea a Don Quijote a pasar momentos malos.
Quedamos para la siguiente reunión en traer leído hasta el capítulo XXV. La cita tendrá lugar el día 15 de marzo, a las 19:00 horas en la sala polivalente I del Centro de Cultura Infanta Cristina, de Pinto.

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